La pesada losa de mármol comenzó a ceder. Comprobé que la tumba estaba vacía. Una frialdad recorrió mi espalda.
Sus esqueléticos brazos apretaron mi abdomen, me asfixiaba, me susurraba, ven conmigo amado mío.
Sus esqueléticos brazos apretaron mi abdomen, me asfixiaba, me susurraba, ven conmigo amado mío.
El último asidero
Muerta en la alfombra sin emitir queja. Tu mano seguía aferrada a mi tobillo, no podía apartarla . Dolorido por la presión sometida, me senté a tu lado a esperar a la policía..
Mi compañera
Acariciaba tu pie y contemplaba sus pequeñas dimensiones. Contaba con mi índice cada unidad, obsesivamente:
Uno, dos, así hasta los nueve dactilares.
Desde que fui abducido, mi hembra, mi selenita, me tiene loco.
Uno, dos, así hasta los nueve dactilares.
Desde que fui abducido, mi hembra, mi selenita, me tiene loco.
Ultratumba
Ni duermo, ni como, ni ando, ni descanso.
En soledad profiero gemidos, gritos de duelo. Algunos me escuchan y obvian mi sufrimiento.
Mas no importa, les esperaré hasta que su tiempo se cumpla.
En soledad profiero gemidos, gritos de duelo. Algunos me escuchan y obvian mi sufrimiento.
Mas no importa, les esperaré hasta que su tiempo se cumpla.
Acosado
Voluptuoso y enfermizo conquistador, ¡déjame descansar, no insistas más!
Reprímete un poco y recupérate, o me obligarás a marchar a otra habitación.
¡Qué más quisieras tú, pero de esta celda no sale nadie!
Reprímete un poco y recupérate, o me obligarás a marchar a otra habitación.
¡Qué más quisieras tú, pero de esta celda no sale nadie!
Autosugestión
En la oscuridad estaba aquel individuo enmascarado, que exhibía un hacha de manera amenazadora. Estremecido, atenazado, oculto mi faz y me resigno al destino. El acomodador me avisa del fin de la proyección.
Invasión
Insomne madrugada. Un zumbido se cuela en mi mente. A oscuras un bulto observo. Sacudo la sábana y desaparece. Enciendo la luz y son tantos los bichos que me muero de espanto.
Obsesionado
La amaba desde siempre y por fin era mía. Su captura era inevitable. Ella inmóvil, yo pasional. El precio era alto y mi robo estaba justificado. Por fin era mía la muñeca hinchable.
1 comentario:
Geniales todos, en especial el del acomodador, que recuerdo ganó un sonoro premio en su día, y el del espanto y los bichos, con el que carcajeé a gusto.
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